martes, 13 de abril de 2010

en zaguán del cielo

Mis manos huelen a fuego
y el río que corre debajo de esta roca
enciende las flores de la tierra.

En la montaña las nubes por lo bajo se acarician
y sopla un pájaro esta canción del Perú.

Me siento a su lado, en la copa del árbol,
mientras el eucalipto brilla en su color.
Desde lo alto veo a mis amigos hechar raíces
en el infinito del valle de Huarán.

Usé mi voz y se acercó un colibrí
a llevar una flor al campo de maíz.

En la ventana están los niños que me miran
y se acercan a jugar a exploradores de la selva.
También tres perros se aventuran
y sus ojos son perfectos.

Está lloviendo y no voy a bajar del árbol,
estoy muy tranquilo contemplando la tierra
en el infinito del valle de Huarán.



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